En una buena organización de eventos está una de las grandes claves de la imagen de tu empresa. Cuando un invitado llega a un evento lo primero que ve es el lugar, el entorno que rodea el lugar escogido por la empresa para llevar a cabo su acto. El lugar debe ser un acierto para que el posible cliente se lleve una buena impresión de tu empresa. Después, el interés de tus invitados se centrará en la decoración del espacio: las flores, el tipo de mesas, las sillas, el catering, el uniforme de los trabajadores… Todo esto centrará las críticas o los halagos hacia el evento y sus organizadores. Después, la soltura, el carisma, la timidez o la falta de ella del anfitrión o anfitriona también serán importantes. El anfitrión de un evento debe demostrar seguridad en la correcta organización y preparación de tal cita, así como tener “carrete” para hablar con todos los invitados, en un acto de “caza y captura de nuevos clientes”.
Para que el evento tenga éxito, debe tener visibilidad a través de la prensa y las redes sociales, de modo que se promocionará el evento desde dos semanas antes en los perfiles de la empresa y se le enviará una invitación al acto a los medios de comunicación.
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Para que el evento tenga éxito, debe tener visibilidad a través de la prensa y las redes sociales, de modo que se promocionará el evento desde dos semanas antes en los perfiles de la empresa y se le enviará una invitación al acto a los medios de comunicación.
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Un buen organizador de eventos debe encargarse de buscar el mejor escenario para el acto, ese que represente en su entorno y en su decoración los valores de la empresa que va a promocionarse en él. Además, se encargará de redactar las invitaciones para enviarlas tanto a aquellas personas que puedan estar interesadas en asistir, a clientes y posibles clientes y a los medios de comunicación, a los que hay que venderles el evento de forma que crean indispensable enviar a un periodista a cubrirlo. El organizador de eventos se hará cargo de que el día del acto todo salga a la perfección. Debe ser el primero en llegar al lugar y el último en marcharse, siempre después de la salida del último de los invitados o del anfitrión. La buena imagen y el éxito de la empresa dependen de que el acto salga bien y que todos los invitados queden satisfechos con lo vivido en el acto. El organizador de eventos también deberá avisar al anfitrión o anfitriona cuando llega uno de los invitados con los que debería hablar para poder empezar un negocio o algún tipo de colaboración.